Desde el momento de nuestro nacimiento sentimos la necesidad de realizar movimientos para expresar emociones, sentimientos y conocer nuestro entorno. En la etapa de educación infantil, todo esto se trabaja a través de la psicomotricidad.
La psicomotricidad es uno de los aspectos más importantes en el desarrollo del niño, por ello es necesario trabajarla en todos sus ámbitos y a través de juegos motores que ayuden al pequeño a adquirir una autonomía creciente en sus movimientos. Además desarrolla un papel fundamental en el desarrollo de la personalidad.
Dentro de la psicomotricidad podemos diferenciar dos tipos:
La psicomotricidad gruesa es el control que se tiene sobre el propio cuerpo, especialmente los movimientos globales y amplios dirigidos a todo el cuerpo. Se refiere a aquellas acciones realizadas con la totalidad del cuerpo, coordinando desplazamientos y movimientos de las diferentes extremidades, equilibrio, y todos los sentidos. Caminar, correr, rodar, saltar, gritar, deportes, expresión corporal, entre otros, están en esta categoría.
La psicomotricidad fina se corresponde con las actividades que necesitan precisión y un mayor nivel de coordinación. Se refiere a movimientos realizados por una o varias partes del cuerpo. Esto implica un mayor nivel de maduración y un aprendizaje previo.
Estas son algunas de las actividades que realizamos en el aula:
Os dejamos un ejemplo de diferentes canciones que podéis escuchar en casa mientras imitáis los movimientos:
DA UNA VUELTA EN TU LUGAR
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