Para que lo pudieran averiguar, les preparamos en la sala de psicomotricidad una luna gigante hecha con harina y entramos a la sala descalzos para poder descubrir todas las sensaciones que nos podía ofrecer, ¿estaría fría o caliente?, ¿suave o áspera?, ¿dura o blandita?...
También descubrimos que al pisarla se quedaban marcadas nuestras huellas y nos encantaba verlas.
Pasamos una mañana diferente y divertida aprendiendo mediante el juego un montón de cosas nuevas.
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